ENTREVISTA EN PERU 21.
Autor:. Gonzalo Pajares gpajares@peru21.com
Buscamos a Francisco Tudela para hablar de los sucesos que hoy conmueven al mundo: los enfrentamientos entre Israel y Palestina, y el derribamiento en Ucrania de un avión de Malaysia Airlines donde murieron 298 personas.
En lo sucedido estos días en Israel y Palestina, ¿hay una víctima y un victimario?
No. Hay un proceso histórico muy largo: empezó con la propuesta sionista de regresar a Palestina, propuesta que se consolidó en 1917; que prosiguió cuando, después de la Primera Guerra Mundial, Palestina se convirtió en un mandato británico; se consolidó en 1947 cuando se creó el estado de Israel, que fue proclamado en 1948. Sucedido esto, a los cinco minutos empezó la primera de las cuatro guerras árabes-israelíes. Todo esto generó una reacción que implicó, durante la Guerra Fría, el alineamiento de las potencias occidentales y, desde entonces, la tensión es permanente entre los Estados árabes, las organizaciones palestinas –algunas de ellas clandestinas; otras, terroristas– e Israel. Es decir, la fórmula de Naciones Unidas de tener dos estados –uno palestino, el otro israelí– imbricados uno dentro del otro y sin fronteras no era una fórmula viable. Las consecuencias las vemos hoy, y es probable que sean permanentes.
¿Esto se puede solucionar o los hechos están consumados?
A estas alturas, una reconfiguración territorial es muy difícil. Hay hechos consumados que nos hacen concluir que, en el futuro previsible, el conflicto palestino-israelí no tiene una solución a la vista: tendrían que cambiar radicalmente la geopolítica y relaciones de poder en el Medio Oriente, pero, repito, estando las cosas como están no hay solución.
Israel sostiene que lo que tenemos es un Estado democrático enfrentado a terroristas…
No se trata de hacer juicios políticos, pues estos se prestan a la propaganda de ambas partes: de un lado, que Israel es la única democracia de Medio Oriente; del otro, que Palestina tiene derecho a la autodeterminación y que no la consigue. Más allá de esto, el argumento de hecho es que acá hay dos grupos humanos que son incompatibles, que no desean compartir el mismo territorio ni formar parte de la misma comunidad. Esta crisis se ha originado por crímenes de odio: primero, tres seminaristas israelíes fueron asesinados y, luego, un muchacho palestino muerto por radicales sionistas. Esto desencadenó una ofensiva mutua, tanto de Israel como de Hamas: los primeros atacan Gaza, y los segundos lanzan más de 1,100 misiles sobre Israel. Esto es una fatalidad, no hay que buscar ni buenos ni malos.
¿Los asentamientos que Israel construye en las zonas ocupadas son una provocación?
Son actos imprudentes. Las Naciones Unidas le pidieron a Israel que desocupara aquellos sectores asignados a los palestinos. Esto no ocurrió. Entonces, aquí hay una intrusión israelí en territorios que, según la ONU, debieron permanecer bajo control palestino. Lo mismo pasa con Jerusalén, que debería ser una ciudad internacional, pero que domina Israel.
¿Cuán responsables de esta situación son los líderes políticos de Israel y Palestina?
Hay un encadenamiento de sucesos que está más allá de los líderes de ambos territorios. Y, acá, hay que volver a la historia: a la creación de Israel apoyada por EE.UU., a la Guerra Fría donde EE.UU. apoyó a Israel y la URSS a la OLP (Organización para la Liberación de Palestina)… todo esto configuró una fatalidad, pues el conflicto creció.
¿Los reclamos que hoy hace Hamas son atendibles?
Por razones de seguridad, no. Nadie en su sano juicio levantaría el cerco porque recordemos que Hamas propone la eliminación de Israel. Mientras no exista una posición intermedia, no es posible que las partes se entiendan.
Los violentistas de ambos lados se están imponiendo…
Acá hay una lucha por la supervivencia. Es muy fácil culpar, decir “los de Hamas son las víctimas; los israelíes los violentistas” o viceversa, pero lo que vemos es una tragedia griega. Lo ideal habría sido crear un Estado mixto: judío-palestino, pero yo veo acá una situación sin retorno, donde hay dos grupos humanos luchando por su supervivencia, donde uno le pide al otro que se someta, algo que ninguno hará. Repito, no veo solución.
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Parece que sí. La intifada es una sublevación civil que apunta a modificar las condiciones políticas al interior de Israel y de las autonomías palestinas. La primera, del 89, y la segunda, de 2000 a 2008, sí tuvieron impacto y llevaron al establecimiento formal de la autonomía palestina. Es decir, fueron un instrumento ‘efectivo’ de presión, pero tuvieron un costo humano tremendo. Lo mismo pasa hoy. Ojo, Hamas es un grupo particular que depende de Irán y no representa todo el sentimiento palestino. Israel, con razón, se siente amenazado, al empezar por la demografía, que juega en su contra.
Kerry, secretario de Estado norteamericano, estuvo por casi nueve meses tratando de acercar a palestinos e israelíes. No lo logró. ¿La influencia geopolítica de EE.UU. está mermando?
EE.UU. nunca será un negociador eficaz en este conflicto, pues estuvo comprometido con la causa de Israel. Y esto se debe a que no hay equivalencia ni igualdad de las partes, lo que hace que toda negociación esté liquidada de raíz. Además, la situación de Palestina es compleja: hay reivindicaciones, derechos vulnerados y aspiraciones nacionales no satisfechas. Quizás, los Estados que más podrían influir en este conflicto son los que tienen una mayor enemistad con Israel –como es el caso de Irán y Siria–, pero ellos tienen sus propios problemas. En pocas palabras, la política del mundo árabe es un laberinto: esto se asemeja más a una guerra de religión que a una situación política que pueda resolverse a través de la transacción.
Religiones y no civilizaciones…
Así es: veamos el caso de Iraq, donde están chocando musulmanes contra musulmanes, de ramas distintas, pero musulmanes al fin. Las guerras de religión son horrorosas, muy crueles. El conflicto Israel-Palestina podría ser visto por algunos como un choque de civilizaciones, pero este es un conflicto de nacionalismos y religiones, no de civilizaciones.
Esto haría que sea un conflicto focalizado y que no arrastre al resto del mundo…
La única forma de que este conflicto se amplíe es que se produzca una nueva guerra árabe-israelí, pero eso no va a ocurrir: Egipto está contra Hamas, Siria vive una guerra civil, Iraq está partido en tres, Jordania es aliado de Occidente.
Pero sí hay peligro de un conflicto mayor por lo que se vive hoy en Ucrania…
Nadie esperó que, en 1991, la URSS ‘implosionara’. Esto hizo que sus repúblicas se independizaran. Entonces, se dio una lucha geopolítica: EE.UU. y la OTAN quisieron atraerlas para frenar a Rusia, y esta no quiso perderlas para mantener su acceso al Mar Negro, a Europa y al Mediterráneo. Antes de la Segunda Guerra Mundial, se ‘reconstruyó’ Polonia con el fin de frenar el avance de la Alemania nazi, eso no pasó; hoy se ‘creó’ Ucrania con la intención de frenar a Rusia… y no está pasando. El mundo siempre está en peligro –desde que Caín mató a Abel–, pero sucesos como el del derribamiento del avión marcan un quiebre en la geopolítica, y hoy las relaciones entre Rusia y Occidente están muy deterioradas.
AUTOFICHA
– Me dedico a mis tareas académicas y manejo la empresa familiar. Dirijo un programa en Willax TV y, desde allí, participo de la vida del país. A Keiko Fujimori le tengo simpatía, pero no conversamos hace años.
– No creo que Rusia haya derribado el avión de Malaysia Airlines. Ellos siempre actuaron con la cabeza fría. Ni en los momentos más graves de la Guerra Fría se les escapó un misil.
– El avión derribado es uno de esos trágicos sucesos históricos cuyas consecuencias son más graves aún: por ejemplo, el asesinato del archiduque Francisco Fernando, que originó la Primera Guerra