En el Siglo XXI, la izquierda peruana y muchos liberales iletrados, creen que el liberalismo es solamente una teoría económica, a la que sus enemigos llaman “el neoliberalismo”. Esto no es otra cosa que poner la carreta delante de los bueyes. El liberalismo es una filosofía de la búsqueda de la libertad y la justicia humanas, en todos los ámbitos de la existencia, sean estos individuales, sociales o económicos.
En el corazón del liberalismo esta la idea bi-milenaria de que la razón humana puede conocer – aunque sea imperfectamente-, lo que es justo para la persona, para permitirle vivir libremente en sociedad, preservando un espacio real para la individualidad y la libertad de sus miembros. Ese es también el corazón de la tradición del derecho natural en Occidente.
El liberalismo hubiese sido imposible sin la tradición preexistente del derecho natural, el cual sostuvo, desde Aristóteles, que sí existe la posibilidad de conocer lo que es justo, lo que le corresponde a la persona y que nadie puede arrebatarle, para así desarrollar todas sus potencialidades, independientemente de la voluntad del poder político.
Sin la coincidencia en esta idea, compartida de diversas maneras por Aristóteles, Cicerón, Tomás de Aquino, Hugo Grocio, Locke, Burke, Bastiat, Tocqueville, Spooner, Ayn Rand, Hayek, Mises, Aron, Bertrand de Jouvenel o Hans-Hermann Hoppe, entre muchísimos otros, el absolutismo, los fascismos y el comunismo, no hubiesen sido vencidos.
Hoy, un marxismo recalcitrante y unos liberales muy confundidos, que quieren ser liberales y quedar bien con los socialistas al mismo tiempo – los liberal-socialistas-, no quieren comprender que sin libertad de conciencia y expresión no puede haber sociedad libre y justa. Ellos se oponen con un dogmatismo fanático a esa libertad que se les escapa, atacándola con el “pensamiento políticamente correcto” o “pensamiento único”, intentando reinstaurar el discurso resentido de los determinismos históricos y económicos del pasado, frustrados después de su estrepitosa derrota a finales del Siglo XX.
La corrupción liberal-socialista consiste en la idea, hoy demostradamente absurda, de que la libertad y la justicia humanas pueden coexistir con el socialismo positivista. Digo demostradamente absurda, porque allí esta, ante nuestros ojos, el espectáculo del fracaso histórico y universal del socialismo y del positivismo arbitrario y criminal en todo el mundo.
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Lo “políticamente correcto”, por el contrario, es el intento de infiltrar, reprimir y dirigir esa libertad de pensamiento, aprisionándola dentro de un cuento y una terminología, o, como dicen los publicistas, “una narrativa”, que acomoda “ideológicamente” los hechos, ocultando algunos y levantando otros, para fabricar una “verdad” que les permita asaltar a la opinión pública, para controlarla y oprimir a los demás.
La sola necesidad de las izquierdas, marxistas o liberal-socialistas, de obligar compulsivamente a la gente a compartir su narrativa, so pena de atemorizante exclusión social orwelliana, es una demostración de la realidad y la vitalidad de la libertad de pensamiento. Sino, la voluntad de poder de esas izquierdas no se hubiese organizado para reprimirla. Esa libertad natural no es históricamente anterior al Estado, como creen algunos, sino simplemente intemporal y superior a él.
Publicada el 3 de Febrero de 2014 en el diario digital www.altavoz.pe
La libertad, la justicia son una utopía cuando no se tiene restricciones de ningún tipo, pero en realidad los gobiernos de izquierda y de derecha restringen la libertad de las personas. Un ejemplo son las fronteras, porqué poner vallas? porqué no dejar que las personas transiten libremente? porqué no escucharlas? hay que humanizar a los humanos.
Muchas gracias Sr.Tudela por hablar de libertad y justicia, insista en este tema, hay que crear conciencia sobretodo en los gobiernos actuales. Me gustaría intercambiar ideas con usted, a qué correo le puedo escribir. Que Dios lo siga iluminando.