Aquí no nos referimos al gobierno tiránico del pensamiento único ni a la cuestionable aplicación de métodos leninistas para la difusión del peculiar liberalismo peruano; no, nada más lejos de nuestras intenciones que la crítica irrespetuosa de las grandes proezas de odio y de irremisible división nacional llevadas a cabo en aras de la modernidad y la libertad. Como podríamos criticar la chapa de plomo aplicada a toda disidencia ideológica en el Perú – cuya técnica está tan bien retratada por Milán Kundera en “La Insoportable Levedad del Ser”-, si esta debe traernos un país ovejeramente feliz y monocorde. Como rechazar esta bondadosa política de dirección psicológica colectiva, si no fuera por el bien de la manada única. Por todo ello, no se equivoquen y besen la mano del que los corrige, tal como lo hacían los pobres indios de las misiones guaraníes en gratitud al buen azote dado por el jesuita.
No, no piensen mal. No vamos a ocuparnos de nuevo de los marxismos y liberalismos de temperamento islámico, sino de la dictadura propia. Sí, de aquella dictadura empleada a discreción para tapar las vergüenzas del pasado, para ocultar el encerado de los correajes y los “si mi general” de quienes, atentos a la cantidad exacta de betún y de saliva sobre la bota militar, la lustraron asiduamente y a la perfección durante doce años. Sí, vayamos a descubrir como las crisálidas liberales y neo marxistas se desvistieron de sus capullos manchados e impresentables, feos, totalitarios, velasquistas, castristas, estalinistas, para volar como bocinas de la libertad y la democracia en este mediodía de su segunda venida al poder.
La dictadura que la izquierda denosta no es otra cosa que la dictadura de la cual ellos se valen para ocultar la otra a la cual sirvieron con celo. ¿Vale la pena hacer un concurso de dictaduras para ver cuál es la dictadura superior, cual expropiaba y nacionalizaba más; cual confiscó los medios de comunicación; cual compraba más aviones, cruceros, tanques, submarinos, tanquetas, fragatas, corbetas y helicópteros; cual cobraba más comisiones y durante cuantos años; cuál robó más; cuál deportó o encarceló más y cuál disolvió absolutamente los poderes del estado y durante cuánto tiempo? Sí vale la pena hacer contabilidad tan deprimente, pues todo juez en el mundo sabe que los delitos se califican según su grado y no se puede comparar una dictadura militar totalitaria de doce años, que casi nos entrega al Kremlin en plena Guerra Fría y que masacró a policías en huelga – disparando también contra el pueblo en ese soleado día de febrero de 1975 -, con ninguna otra experiencia posterior de la historia política del Perú. ¡Y pensar que se les dio perdón y olvido!
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Fujimori hizo realidad el sueño de una dictadura para redimir los pecados de estos siniestros cínicos. Por suerte, sus abandonados capullos totalitarios, percudidos y polutos, están a la vista de la historia y todavía llevan el nombre y apellido de cada uno de ellos, con la relación completa de sus vergonzosas complicidades de pensamiento, palabra, obra y omisión; ellos representan el principio opuesto de aquel que inspira al Libro de la Vida en las manos del Cristo Pantocrátor de la Iglesia Ortodoxa. Lo que quiere decirnos ese símbolo es que ninguna iniquidad queda oculta para siempre en el Cosmos.
Imaginamos que durante décadas, en sus reuniones internacionales, los marxistas y libertarios de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, se vanagloriaban de sus muertos, de las deportaciones y de sus combates en la lucha contra sus gobiernos militares. Vemos a nuestras izquierdas peruanas, calladas y mirándose los pies, sin poder enfrentar las miradas interrogadoras. ¿Cómo explicar, en el entusiasmo del regreso a la democracia de los años 80, que fueron sirvientes, mastines, turiferarios y firmantes de manifiestos de respaldo a una dictadura militar totalitaria que duró doce años? Un conjuro levantó la maldición y les dio la clave para engañar a las otras izquierdas del mundo, logrando pasar embusteramente de represores a víctimas: “Disolver, disolver”. ¡Al fin! Dos palabras mágicas consiguieron para la izquierda peruana “su” dictadura, la que les permitió ocultar la otra dictadura, la suya, la auténtica y totalitaria tiranía que trajo la gran tribulación al Perú.
Mis saludos don Francisco, espero que este comentario si corresponda a lo escrito por usted, entiendo que quien nos gobierna hoy es el comunismo o caviares peruanos disfrazados de demócratas, los que solo atrasaran al país ya que hambrientos de poder que se ufanan de sabiduría, controlando hoy los medios de comunicación engañan a los jóvenes y personas con podo o nasa de sentido comun
Muchísimas gracias.
Gracias Doctor Tudela por su comentario,ojala este comentario suyo logre despertar a la bancada Fujimorista, ya que pareciera que no existen en la actualidad politica nacional, y asi hacer respetar a la persona que segun mi humilde opinion resucito a nuestro Pais.
Churchill perdio la elección de 1945 despues de ganar la segunda guerra mundial para Inglaterra, eligiendo los ingleses a un mediocrísimo socialista como Atlee. La democracia es desagradecida, envidiosa y hasta cruel, como puede leerse magistralmente en Tucidides. Los crímenes de unos no son los crímenes de otros. Arbitrariedad e ideología. Pero el problema de una bancada política va más allá del recuerdo del pasado. Sin una filosofía política que este sobre el vaiven de la política politiquera no se puede alcanzar con facilidad ningún objetivo político importante. Los que llegan con demagogia al poder, descubren pronto que no saben que deben hacer y se hunden en la indecisión y en el “cabuleo” polítiquero, salvo raras excepciones.
La CGTP, la CTRP, los ex-guerrilleros de 1965 dirigiendo el Sinamos, el PC moscovita, los directores de los diarios expropiados, los periodistas de la prensa confiscada, los cuadros principales de la Reforma Agraria, los conferencistas del CAEM, etcetera, eran los cuadros más educados de la izquierda peruana que con entusiasmo apoyaron y sirvieron a la revolución y con más entusiasmo a los excesos de esta. Eran incondicionales de la dictadura militar. Es cierto que ciertos sectores de la EXTREMA IZQUIERDA, a los cuales seguramente Ud. se refiere como “las izquierdas”, insatisfechos con el “reformismo” militar, buscaban una insurrección leninista. Muchos de ellos fueron deportados, conjuntamente con los periodistas liberales y conservadores de OIGA, OPINION LIBRE, etcetera, que querían un regreso a la democracia representativa. Así pues, intuyo que Ud. pertenece a una generación que no vivió esta etapa. En cuanto a los terroristas, estos no eran de derecha ¿No es cierto? Eran leninistas ¿No es cierto? Eran de izquierda ¿No es cierto? Una vez le pregunte a un líder de Vanguardia Revolucionaria si Abimael Guzman había hecho la insurrección que ellos no se atrevieron a hacer. Bajo la cabeza y admitió que así era. Si lee el informe de la comisión de la verdad descubrirá que la abrumadora mayoria de los crímenes del movimiento terrorista comunista de Sendero Luminoso y los excesos de la contrainsurgencia ocurrieron aplastantemente entre 1980 y 1990, durante los gobiernos de Fernando Belaunde y Alan García. Toda la clase política miró cobardemente en otra dirección, especialmente la izquierda. Muestreme una sola condena de ellos al terrorismo. Por último, en lo que a mi respecta, puede encontrar mis artículos contra el terrorismo en mis columnas de CORREO, OIGA y EXPRESO de la década del ochenta. Son muy fuertes. Los pueblos que olvidan su historia estan condenados a repetirla. Haga un poco de memoria o investige si no tiene memoria, amigo Yopan.
comparando dictadura o democracia , ambos tienen pros y contras,,ninguno de estos sistemas es perfecto cada uyno con cualidades y ambiguedades
Madame Roland: “¡Libertad, Libertad, cuantos crímenes se cometen en tú nombre!”
Es una pena notar que no somos conscientes de los errores del pasado. Actualmente las personas de tendencia a la izquierda gritan iracundas en todo foro al que tengan acceso sobre la reelección en la época de Fujimori. No obstante esa vocación “democrática” desaparece cuando hay un gobierno de sus simpatías. Afortunadamente el presidente Humala ha indicado que no va a buscar perpetuarse en el poder, pero estas personas que critican a Fujimori no tienen reparos en acariciar ideas para reformar la constitución para que haya reelección o peor aun que la Sra. Nadine pueda presentarse a la presidencia como una forma de continuar el poder.
El Perú por historia no elige presidentes sino reyes, lo único que esperan es que sean reyes afines a las líneas políticas del diario que leen en las mañanas.
Tal vez lo que ocurre es que no les interesa tener razón, ser sinceros o ser coherentes, sino conseguir el poder a cualquier costo.